martes, 3 de mayo de 2011

Onírico

Con la punta de los dedos invento
el borde inexplorado
de tu boca
y deslindo la calma del terror,
la noche del silencio,
la greda de la piedra,
el rito del misterio.

Me alcanza el grito poderoso
de tu corazón
que pide ser el amo de todos mis secretos.

Y se rinde a su llamado
mi pequeña libertad
reconquistada
para entregarte este camino sin prisas
y que quieras recorrerlo
desde aquí hacia el ayer,
hacia la fuente donde brota
la raíz empecinada
del deseo.

Silvia Piccoli - Noviembre 2010

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