martes, 4 de noviembre de 2014

LÍMITES

(“los muros no mantienen a los demás fuera, sino a ti dentro” – Anatomía de Grey)

no saber si del otro lado hay un mundo
o si comienza el caos

si hombre o artefacto

si miedo o primavera

no saber si la línea es recta porque ha sido pergeñada en escritorios
o si acabaron las razones
para la belleza

si vendrá el viento a difuminar fronteras

si mudarán en alas los relojes
o estallará la piel a la medida de los besos

no saber si hay punto cardinal en que
se encuentre tu boca
con mis dedos

o calle sin salida que llegue al infinito

ver sólo el muro blanco que corta en dos la perspectiva

tan de mañana

y todo
tan
lejos


Silvia Piccoli – 4 noviembre 2014
Imagen: The Wall, by Miemo

sábado, 18 de octubre de 2014

De ida

qué de sobresaltos la ruta
hasta tu casa

en cada esquina
intermitente
la luz roja me arranca en hilvanes
células encadenadas

el seto vivo de la plaza
denuncia a gritos que llevo pensamientos
de prisa

los pájaros
no acompañan
no anuncian los peligros
que espían detrás de los postigos

y las rayas blancas
se cruzan
se mueven
se dilatan
para que todo el mundo pase
antes que yo

que yo,
que muero en ansias de llegada

que atravieso las vidrieras

que pinto cruces de fuego en el camino
para no olvidar
para no perder

(para
no
volver)

y llego en los huesos a tu puerta

para que  tus manos
vuelvan a  engendrarme
restaurada



Silvia Piccoli – Octubre 2014

sábado, 23 de agosto de 2014

RESISTENCIA

que sepa el monstruo
que mis dedos son inagotables
para escarbar debajo de las ruinas

que acumular odio sobre odio y muertos sobre muertos
enfunda en briznas verdes
la furia que propulsa mis piedras

que nada puede su colmillo de cien puntas
contra la esperanza que apuntala mi combate

que no pueden sus metrallas
opacar la  aurora que nace de los ojos siempre abiertos
de mis abuelos y mis niños

que aunque yo no tenga sombra

ni queden voces
ni brazos vivos para empujar la ira

que aunque vengan sus chacales enfermizos
a devorar las vísceras de los cachorros

que aunque estalle mil veces
en mil más de mis hermanos:

no podrán sus garras sacrílegas e inmundas
sojuzgar mi ansia empecinada de regreso


Silvia Piccoli – 23 de agosto de 2014

lunes, 21 de julio de 2014

UNA PALABRA para Palestina

Quisiera imaginar que cuando acabe el estruendo
el fuego y la noche en pleno día y plena noche
pudiera un hombre con una pluma y un hato de palabras
restablecer los ritmos de la vida.

Quisiera pensar que nunca hubo tanto río ensangrentado.
Tanta atroz expiación de ningún crimen entre calles y escombros y metralla.
Que nunca hubo quienes callaron y asintieron.
Que no hubo negación de porvenir.
Que no ganó la asimétrica desproporción de la muerte.

Quiero pensar que cada glóbulo es una semilla incorruptible
de resistencia eterna e infinita.
Que cada par de ojos cegados es un par de olivos que incrustan sus raíces
empecinadas en las piedras de la tierra antigua.
Que cada puño que se aprieta y sangra
con las uñas clavadas en las palmas
es un corazón que entona la oración milenaria del ocaso.

Quisiera soñar que un hombre y una mujer se aman
y engendran la piel desde las cicatrices.
Quisiera pensar en pájaros que detienen a las bombas.
En flores que inauguran caminos
donde brotan ruinas.

Quisiera una palabra, sólo una.
Porque paz es una idea breve
o demasiado larga.
Y ya no queda tiempo.


Silvia Piccoli – 21 julio 2014

viernes, 18 de julio de 2014

HIC ET NUNC - (Gaza)

En esta precisa latitud
y exacta longitud,
en este instante,
un impulso fugaz musita a mis pulpejos
una única combinación,
una secuencia de golpes cortos y certeros
sobre un conjunto ordenado en retícula.

Y emergen palabras y sentidos
aquí y ahora,
en el silencio.
             *

En alguna ignota coordenada
otro cerebro
oprime un botón rojo,
verde o amarillo –según convenga
en un gabinete
donde jamás ha entrado el sol,
ni han salpicados los pequeños milagros de la lluvia,
ni llorado su lágrima de maravilla
la voz de algún pájaro
migrante.

Y entonces brotan fuegos
de muerte y fósforo
y demonios.
             *

En otra posición absoluta en un país más viejo y más lejano
que todas las memorias,
que todos los olvidos,
niños esperan algo más que una tregua para empezar sus juegos,
mujeres lloran algo más que una sola ausencia,
hombres alzan algo más que el corazón
resistente,
empecinado.
             *

Y yo
aquí
ahora
enhebrando verbos vanos
que no exterminan a los monstruos
en medio del silencio,
también asesinando.


Silvia Piccoli – 18 de julio de 2014

viernes, 4 de julio de 2014

Virginidad

No importa cuánto distorsionen los sentidos
las columnas prolijas de los diccionarios:

tú y yo sabemos que virgen no es quien viste de blanco en los altares
sino quien ama –nos amamos
por primera vez
hasta el delirio.

Sabemos que podemos esperarnos desde el alba
hasta la medianoche
sin que arríe sus banderas la nostalgia
o se vistan de fiesta las manos y los labios.

Aunque no lleguen las bandadas a romper
los huecos de silencio amurados en los ojos,
ni quede el invierno ajobachado
en las cenizas al ocaso.

Si muero temprano habrá flores en el río.

Si vienes a buscarme temblará la entraña del planeta.

Si nunca volvieras daría igual:
siempre será núbil mi piel para tus manos.


Silvia Piccoli – Julio de 2014
Imagen: Negro Ramírez

martes, 20 de mayo de 2014

urgente

enraízame
entróncame
enrámame
enhójame

que la primavida arremete a la vera
en deshoras inmuertas

yacen las aguas sobre la luna roja
y enfloran nidos los pájaros en los desiertos

quiero el pez de tu boca
y la espada enhiesta por los sures de tu ombligo
las trampas de tus desfiladeros

quiero tu incendio montuno
y tu ballesta
que desbarata mis muros precavidos

tu brújula desmadrada
tu carga al atabal

y el resuello que sucede a las muertes repetidas

repetidas

repetidas
sin final

hasta la muerte


Silvia Piccoli – Mayo 2014

martes, 6 de mayo de 2014

Revolución

Las iniquidades tropiezan entre sí y disputan las migajas.
Ladran perros afuera, los colmillos sedientos y las lenguas secas.
Zumban las balas y agonizan los pájaros sin el viento.
Se estanca helada la lluvia en las alcantarillas.

Venían los Alados con banderas rojas y cantos de esperanza.
Detrás las madres solas y los viejos sabios.
Y enfrente de todos, las manos abiertas y desnudas
una tímida luz que enardecía corazones.

Pero el régimen tejió redes de alianzas aherrojadas
por leguleyos vergonzantes y esbirros sanguinarios.
Y fue a extinguirse la luz debajo de los pliegos

y las madres desolladas en la piel de sus hijos
y los viejos sin respuesta para las sinrazones
y los Alados muertos, pero jamás vencidos.


Silvia Piccoli – Mayo de 2014

lunes, 21 de abril de 2014

Esta tarde

Qué desasida la tarde, amor, qué dormida
entre sombras raptadas al recuerdo.
Cuando se haga la noche habrá otra lumbre
y otros pájaros adormecidos en tus manos.

Qué cerca la oscura, qué inminente.
Cuántas horas olvidadas bajo la rutina
que mancha las pausas hasta hacerlas vidas,
que enreda intenciones y desflora sueños.

Tienes en los ojos el ámbar y el fuego
y se templa ahora el aire de otros horizontes
con el viento azul que nace en la montaña.

Sé que vendrá el día tras la luna.
Mas no sé cómo es que me descifras
para que pueda ser de pie hembra y estrella.


Silvia Piccoli – Abril 2014

jueves, 13 de marzo de 2014

Ventanas

Hay ventanas que otros ojos abren a mis ojos
-ah, mudez del espacio abierto y mudo…
Miran lo que nunca veré, y entro entonces
a la luz rauda y blanca que no tiene prisa.

Mis ventanas se abren al cemento, al infinito páramo
de una soledad de a tiempos robados,
de multitud enajenada, de lunes a viernes
en calendarios sucesivos.

Y esas ventanas tan distantes, tan de otros,
limpias de sombras, de par en par al desafío
de volver a nacer cuando suba por mi espalda la tristeza.

Ah, ventanas mudas, desoladas ventanas silentes
que perfilan los abismos, las cimas, la límpida mañana
en que mis ojos se abran a un paisaje de otra tierra.


Silvia Piccoli – 13 de marzo de 2014
Imagen: Negro Ramírez - Neuquén

martes, 11 de marzo de 2014

la palabra

si no te turba
si no hiere con su lanza de guerra tu víscera inmutable

si no abre grietas en tus ojos
ni desgarra tu palma
ni flagela tu recuerdo

si no mina tu mísero paso por la vida
si no te obliga a callar para rendir las honras

si no muta tu ceguera en sentimiento
ni te arrebata el torrente
ni te ausenta
ni te clava en el borde de la nada

si no perfora las piedras
si no escarba entre los huesos de los muertos olvidados
si no socava el pie de la muralla

si no es escudo
ni arteria
ni beso
ni lágrima

entonces
no profanes el silencio con artificios huecos

no insultes al dolor
de los dignos y de los inmolados

no seas cómplice
de los falsarios

ni violes
la resonancia prístina

entonces,
no la digas


Silvia Piccoli – 11 marzo 2014

jueves, 20 de febrero de 2014

trance

toda puerta
se abre/cierra
 al
antes y
al después

de terror a sosiego
de fuga a barricada
de inclemencia a ternura

siento
la piel que corre en los relojes

que no se detendrán
las esquinas
ni dudarán los semáforos

apuraré el paso

daré el salto que me ponga a salvo

y giraré
la llave

mientras afuera aúlla el lobo
y acecha
la incerteza

(aquí,
tus brazos
entibian
todas 
éstas
mis noches de desvelo)


Silvia Piccoli – febrero de 2014

martes, 11 de febrero de 2014

Legado

La única certeza
son
los solsticios y los equinoccios
-lo demás: apenas
un desencuentro desolado
de quimeras.

Que quieras mi huracán.
Que otros hombres
en horizontes anchos
proclamen el fin de la injusticia.
Que amanezca sin las prisas
de los artificios pueriles que hemos inventado
para olvidar
lo que no cambia.

¿Quién soy, sino un eco
que repite las palabras
en un orden diferente?

¿Quién, sino la brizna
que se mece asida
al corazón antiguo de la tierra?

¿Qué,
sino todos esos huesos venerados
dibujando un par de alas
en fuga?


Silvia Piccoli – Febrero de 2014

jueves, 16 de enero de 2014

capital

que fuera éste
el primer pecado de la humanidad

si es que puede llamarse pecado
al irrefrenable impulso
de esta carne
hacia tu carne

la involuntaria llamada del músculo y del nervio
en la frontera que invade la locura
cuando te precipitas como
un pájaro ciego
sobre mis planicies

que alguien condene este pecado
este ahogarse de mi noche en alas
tras un rastro empecinado
de sudor
tuyo

esta desazón de río mustio si te siento lejos

esta muerte a tragos cortos

la urgencia clandestina de absorberte preso
en un solo sitio
en toda esta extensión

que me diga alguien cómo
he de volver de ti, si estoy
a tiempo de redimirme
de nosotros


Silvia Piccoli – Enero 2014

miércoles, 15 de enero de 2014

capítulo cerrado

me complace comprobar que nada queda

tantos días transitados a ciegas
tanta melodía en vano
tanta esperanza en vilo

vino de pronto
enredado todo en palabras equívocas
en besos fantasmales
en esquinas quietas

vino todo prometido en copas carmesíes
en versos clandestinos
en libros entrañables

vino
una primavera

y se fue un otoño manso

me complace saber
que la piel no recuerda porque la ausencia no ha dejado
huellas

viva estoy aquí
de pie en la intemperie

a sabiendas de que todo se fue
por allí

-ni sé por dónde-

y de que nada
queda


Silvia Piccoli – 15 enero 2014 

domingo, 12 de enero de 2014

Innombrable

impronunciable tu nombre
alto y volátil nombre de música lejana

cuántas palabras forma tu nombre enmudecido
que enmudece en mi boca, que lo calla

lo calla y lo grita uno e infinito
tu nombre breve y fugaz, tu nombre en llamas

impronunciable sí, tu nombre de atabales
tu nombre de menta y de metralla

dime si puedo morir ahogada con sus letras
dime si resucito pronunciándolo en silencio

callo, sí: callo porque muero
si corta el aire su melodía extraña

impronunciable tu nombre
alto nombre que enuncian los pájaros silvestres

alto nombre que vuela entre las sombras
de estas noches solas y vacías

ah tu nombre herido de herrumbre solitaria
canta en notas pequeñas su leyenda

volátil nombre que llega antes que tu boca
y con tu boca, que enmudece la mía

tu boca, que desmenuza la palabra
y arrebata a mi boca el gemido profundo

dime adiós cuantas veces quieras,
aléjate en el viento sin regreso

muda casa, comarca,
guitarra y mediodía

arranca los jazmines y las noches enlunadas
los balcones y las algarabías

desteje las marañas de recuerdos
los suspiros olvidados con los viejos libros

todo llévatelo, extranjero
mas deja tu nombre a salvo

entre los escombros que atesora
este corazón devorado en torbellino


Silvia Piccoli – 12 de enero de 2014