Que coincidir en latitud y
longitud
no es encuentro.
Tú
por tu calle
en media sombra,
yo
por mi verano pleno
madurando en la ventana;
tú
por tus callejones
de utopía,
yo,
en mi crisálida
ensoñada.
Que la brújula
nunca será el norte
y la vela
jamás abraza todo el viento,
ni el mismo alfabeto es
la palabra,
ni los ojos son igual
a la mirada,
ni la luna
es la luz,
ni el aliento vital será jamás
el ánima.
Giraremos paralelos en órbitas
concéntricas
por interpósitas galaxias
hasta que el tiempo
acabe
con el orden inmutable
y acontezca la noche
sin mañana:
tú,
planeta de salitre
y de promesas;
yo,
luminiscencia errante
de una estrella inconstelada.
Silvia Piccoli - marzo 2011
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