lunes, 21 de julio de 2014

UNA PALABRA para Palestina

Quisiera imaginar que cuando acabe el estruendo
el fuego y la noche en pleno día y plena noche
pudiera un hombre con una pluma y un hato de palabras
restablecer los ritmos de la vida.

Quisiera pensar que nunca hubo tanto río ensangrentado.
Tanta atroz expiación de ningún crimen entre calles y escombros y metralla.
Que nunca hubo quienes callaron y asintieron.
Que no hubo negación de porvenir.
Que no ganó la asimétrica desproporción de la muerte.

Quiero pensar que cada glóbulo es una semilla incorruptible
de resistencia eterna e infinita.
Que cada par de ojos cegados es un par de olivos que incrustan sus raíces
empecinadas en las piedras de la tierra antigua.
Que cada puño que se aprieta y sangra
con las uñas clavadas en las palmas
es un corazón que entona la oración milenaria del ocaso.

Quisiera soñar que un hombre y una mujer se aman
y engendran la piel desde las cicatrices.
Quisiera pensar en pájaros que detienen a las bombas.
En flores que inauguran caminos
donde brotan ruinas.

Quisiera una palabra, sólo una.
Porque paz es una idea breve
o demasiado larga.
Y ya no queda tiempo.


Silvia Piccoli – 21 julio 2014

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