lunes, 28 de octubre de 2013

Perfecto

un día perfecto
debería
no tener relojes

debería
despuntar siempre entre tus dedos
y (des)vestir(nos)
de libertades ensoñadas

debería
transcurrir sin apuro por nimiedades
por la gota de vino
y el último rastro de jazmines
en el aire manso de la madrugada

debería
ser cómplice de los secretos musitados
y de las bandadas
y de los insectos blandos que transitan
otros mundos

debería tener el color
el sabor
la maravilla
de lo inesperado

y
no huir
cobarde y cabizbajo
entre tanta miseria desbordada
en el
entretiempo

Silvia Piccoli – 28 de octubre de 2013


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