sábado, 5 de enero de 2013

Soneto último


Éste es el enésimo verso que te escribo
cuando ya de tu voz nada me queda,
y se muere el otoño en las veredas,
y el silencio me deslíe en su sonido.

Es el verso final, definitivo,
el que nunca sabrás porque la ausencia
ha trenzado con hebras de indolencia
su red impenetrable en el vacío.

No te tendré jamás, porque he perdido
la necesaria certidumbre de encontrarte
en el lugar de todos mis secretos.

El corazón es un pájaro cautivo
que va muriéndose un poco a cada instante,
enajenado en su jaula de recuerdos. 

Silvia Piccoli - 1991

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