sábado, 26 de enero de 2013

Atemporal (Soneto III)


No recuerdas la noche ni el instante,
ni la luz, ni el lugar, ni las palabras,
ni el motivo, ni las gentes, ni el detalle
del aire inmóvil y la luna clara.

Ni recuerdas que en tus ojos turbios
brilló un destello feroz de puñalada,
ni que mi mano se durmió un segundo
cobijada entre tus manos, lánguida.

Fue un momento fugaz, imperceptible
para el mundo que más allá rodaba
su rutina de tedio previsible:

una partícula de tiempo postergada
en el vaivén de un reloj irreversible
en que mi alma se encadenó a tu alma.

Silvia Piccoli - 2010

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