A veces irrumpe
la palabra
en romance con la vida.
Nombrar amor,
y que el amor
sea;
y sea
el ansia,
y el beso.
Nombrar amanecer,
y que sean la luz,
los campanarios
deslumbrados
de palomas;
y sea vuelo suave
el horizonte.
Nombrar fuego,
y que sea hoguera
la mano temblorosa…
Viento:
y sea tu susurro.
Lluvia…
Y que sea tu boca.
Pero otras veces
la palabra
no conjura
los antojos
de la muerte;
y viene el miedo
cabalgando
sobre nudos
y recuerdos.
Aunque yo pronuncie
brevemente tu nombre de diamante,
o convoque a los dioses,
a los pájaros fugaces,
ronda la muerte
el silencio:
no huye, no,
la muerte.
No muere.
Silvia Piccoli - 2011
Te sigo desde hoy Silvia! sabes que siempre me ha gustado tu poesía... y me seguira gustando :D
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