jueves, 17 de noviembre de 2011

... a hierro muere


No moriré en el lecho endoselado en el que he iniciado a las vírgenes adolescentes que me enviaron en ofrenda desde los confines de mi reino.
Ni entre las dunas cobrizas, a cielo abierto y por una herida irreversible en el campo de batalla.
No llevaré las vestiduras opulentas que son propias de mi rango, ni estos símbolos sagrados de la jerarquía que amedrentan a mis adversarios.
No: no moriré entre las blandas complacencias del amor ni entre las fauces de la guerra.
Ese día ha sido marcado ya entre los que vendrán.
Y sé que moriré odiado y perseguido por un puñado de hombres ebrios de ira y sedientos de justicia, empuñando esta inútil cimitarra de oro, aterrado y perdido entre los huesos de mis víctimas incontables, desangrado y solo en un agujero ignoto y hediondo excavado en los alrededores de esta ciudad indolente en la que he nacido.

Silvia Piccoli - En Bestiario contemporáneo. Poemas, mándalas y otros desvaríos (inédito)
Imagen: "El osario", Pablo Picasso

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