miércoles, 14 de septiembre de 2011

Plegaria

Yo,
la que tuvo la piel
enceguecida
por las auroras galácticas;
la de los ojos
de sílex y el
ombligo de musgo;
la del aroma
de misterio en los fluidos
animales de la sangre;
la de la lengua
de amaranto, y voz
de lluvia y arrullo
de paloma;
la dueña altiva de
todos los secretos
agazapados
tras las penumbras
violetas de la alcoba:

estoy aquí
prosternada,
orando ante el Buda Sedente
de bronce,
con flores amarillas
en el pecho,
para que no equivoques el sendero
y esta noche
vuelvas…

Silvia Piccoli - 1998

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