lunes, 3 de octubre de 2011

Galeano


El Hombre habla. Tiene la voz de leño seco, de hoguera crepitante. Sus ojos sin tiempo me susurran que lo han visto todo, y que saben que él no ha de morir.

La voz del Hombre me abraza imperceptiblemente con cada palabra de su Libro.

Los ojos del Hombre me advierten que más allá de la historia comienza el reino del mito, y que es imposible escapar de allí.

Y mientras relata la odisea irresuelta del territorio lindero con el Paraíso, y su voz dibuja el mapa subterráneo de la infamia, y sus ojos trazan el plano celestial de los sueños sin destino, yo me interno ciega en la saga inconcebible, embriagada por esa alquimia irrepetible que sólo él conjura.

Silvia Piccoli
En Primer Manual de Pequeños Auxilios (inédito)

1 comentario:

  1. Extraordinario! Una semblanza dicha y expuesta con maestría. Felicitaciones Silvia.

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