lunes, 25 de abril de 2011

Vigilia

Atento
al confín, vigía.
Por uno de los pliegues
del  desierto
se cuelan transparentes los reflejos
de la alborada de otro día.
No hubo luna
en tu noche de desvelo;
sólo el burlón murmullo que se arrastra
por las tuscas ariscas
y en los riscos
y en otras atalayas.

Que viene la mañana
y otro color te tiñe la pupila.
Atento siempre al norte,
que al sur te custodian las estrellas.
Se duerme tu esperanza entre las piedras
y el viento te confunde en su cadencia,
te arrebata la cuenta
que llevas de la lenta y paciente
sucesión de los días.

Aquí se muere todo,
la arena confundida con el lodo,
la piel reseca bajo soles ciegos,
la miel con el dolor,
el buitre de alas duras con el cielo.

Estás a un paso,
y tocarás las nubes.
Por el torrente de tus venas sube
un miedo oscuro
vestido de lucero.

Silvia Piccoli - Junio 1990

2 comentarios:

  1. hermoso me recuerda a un hombre en tension, entre la esperanza y el miedo, entre lo vertical y lo abismal... y aunque no se nada de poesia, intuyo lo bello
    Edgardo

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  2. El despliegue poético es incesante a través de figuras hermosas. Ma gusta mucho la descripción del amanecer: "Por uno de los pliegues/del desierto" ha llamado mi atención por su originalidad y estética. Los sonidos se imponen en "solo el burlón murmullo que se arrastra/por las tuscas ariscas..." que dan la sensación de escuchar el ulular del viento (por el grave de las "u") o tal vez sean otros sonidos...Me parece precioso "que al sur te custodian las estrellas". En resumen es un bello poema que plantea qué sucede con la esperanza, el temor y la vida en los confines del desierto, y creo que no solo del desierto geográfico sino de otros desiertos

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