Cuerpo de papel
de seda
ligado a tu mano
izquierda
por mil trescientas
sinrazones.
Viene el viento
desde ayer
hasta el último día
de este mundo
y soy así,
lábil y sola,
en el cielo sin fin
y sin palabras.
No hay ramas para mí,
no hay nido...
Sólo las múltiples opciones
que imagina
mi rosa de los vientos:
Norte prohibido,
Sur ajeno,
Oeste quebrantado,
Este... jamás,
jamás,
ni en los más absurdos
sueños.
Silvia Piccoli
En Bestiario contemporáneo - Poemas, mándalas y otros desvaríos (inédito)
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