Por el revés de tu epidermis
desflorando tu inocencia subcutánea
va mi beso.
Lento y suave se desliza
rodando el pedregullo de tu cresta vertebral
hasta el hueco de la nuca y las curvas de tu cráneo,
y se demora un siglo y medio en las volutas
de tus lóbulos dormidos
y amanece en la fuente sublingual donde
germina la palabra.
Repica entre las rocas de tus muelas y colmillos
y baja por el túnel vertical
de tu garganta
y amanece otra vez por tu pupila
y pide un beso gemelo el otro ojo,
que se debate por no languidecer
mientras huyen los dos,
ávidos, sedientos
hasta el centro oscuro de tu alma.
Y sobretrazan tus marcas digitales
con su tinta indeleble nacarada
en las yemas de tus dedos,
en las acequias enlamadas que irrigan
tus palmas y tus plantas.
Y se abisman en el bosque milagroso de tu ombligo
y se desangran
en las infinitas cicatrices que te has hecho
por no amarme,
cuando ni siquiera presentías que te amaba.
Silvia Piccoli - 2010
Querida amiga, hermana en la poesìa...muy bello!!!
ResponderEliminarQué viaje fabuloso el de tu beso, Silvia. Me encantó.
ResponderEliminarBellísimo viaje.Un gusto leerte Silvia.
ResponderEliminarSaludos.