sabes
que cada palabra que pronuncias
desata
la tormenta
y que el silencio de ti
madura el cataclismo
qué ha de ser de mí,
sitiada
entre tu foso y tu muralla inexpugnable
atada a las almenas breves de un suspiro
que agrieta la rutina de estas horas
y vuelve cieloinfierno
tenebroso
y expandido
este mundo encapsulado en imposibles
has entendido
¡al fin!
que cada letra que sangro es por tu causa;
que ofreces más dolor
diciendo que callando;
que sangro
sin embargo
en tu silencio
y sangro
también
en tu palabra:
mas en ceniza y aridez
retorno otra vez al punto en que te amo.
Y
empecinadamente
resucito…
Silvia Piccoli – Enero 2013
Silvia: muy bueno. Besos.-
ResponderEliminarGermán Montiel
Hermoso poema Silvia. Un gusto leerte.
ResponderEliminarmaravilloso, Silvia!
ResponderEliminar